miércoles, 19 de octubre de 2011

RESACA CONTIGO Y BOB DYLAN

La cabeza me va a explotar. Todo gira a una velocidad de cojones. No puedo controlar casi nada de lo que pasa a mi alrededor. Tengo un animal mordiendo mi estómago. El camino más largo de mi vida ha sido desde el jodido garito hasta mi casa. A pesar de ir en taxi saboreé detalladamente mis “Cien años de soledad”. Y otros también. El tiempo no pasa cuando quieres que sea mañana o ayer. Da igual. Estoy agotado de ti. De lo que no conlleva esta mierda. De lo fácil que ha sido destruirnos y estar radiante, de este modo. Se me ha jodido el móvil a las 03:43. No hacia nada. Lo apagué y no pude volver a encenderlo. Lo más normal. También nos costó entender eso a nosotros. Me desperté la primera vez y todo seguía muy parecido a ayer: girando rápido todo. Volví a dormirme. Me desperté la segunda vez. Probé a levantarme para comprobar que aún seguía todo muy parecido a la primera vez. Lo hice una tercera vez. Pude llegar hasta la cocina, prepararme un sandwich, ver los deportes, beber agua y recoger la cocina. Volví a acostarme con una película de fondo. A la cuarta fue la vencida. Vi un capítulo de “Californication”. Retomé de nuevo la novela con la frase “Me gusta elegir sobretodo, cuando no hay elección”. Sigo estancado en Sao Paulo pero creo que por poco tiempo. Se notan las ideas fluyendo entre la resaca y el puto móvil que sigue sin funcionar. El alcohol mata a las neuronas. Y el whiskey mezclando vodka no sólo las mata, sino que lo hace con alevosía y haciéndolas sufrir. He limpiado el lugar del crimen de mi cabeza con una ducha fría y con “Blood in my eyes” de Bob Dylan. Y ni aún así. Las putas neuronas que saben quién coño eres siguen intactas. No sé cómo carajo hacerlo ya.

No hay comentarios:

Publicar un comentario