sábado, 10 de diciembre de 2011

LAS SÍLABAS DEL ÚLTIMO POLVO. LAS LESIONES DE LAS PRÓXIMAS PALABRAS

Menos mal que no las hicimos. La lluvia es razón suficiente para llamarte y también para parar el ascensor y no saber nada más de ti. Subrayaste la segunda opción. Antes, entre Charlyn "Chan" Marshall y Hermann Hesse, te elegía a ti. Ahora, entre Jay McInervey y tú, elijo a cualquiera que no se parezca a ti. Wilco, Bon Iver, Devendra Brahart, Janis Joplin, John Frusciante o Interpol son las sílabas del último polvo, las lesiones de las próximas palabras. El intervalo que va entre Milan Kundera y Ray Loriga se pronuncia “S. Este”. El corto “Un beso a media noche” escupe en nuestra pared y ya vemos la Osa Mayor. Y si nos fijamos bien, aparecen en la esquina superior los errores que hacen que estemos aquí, mirando al techo, con tus pies quebrando el mundo bajo las sábanas, con tus rodillas llamándome por mi nombre sin abrir la boca. Estoy hablando de ti. Pero también de otra tú. Es un mezcla. Es un lío. Ya sé lo que dice el reloj. Ya sé lo que vas a decirme mañana. Y ya sé lo que no te dije ayer. El alcohol no sirve para olvidarte. Sirve para recordar que las demás también existen. Y está bien, tú ganaste. Pero yo no perdí. Nada. Haz las cuentas.