martes, 13 de diciembre de 2016

NO NECESITO MEMORIA


Para hablarte de la nieve hace falta
que recuerdes que te necesito,
y que mi caída libre es menos libre sin ti.
Y, ¿quién quiere eso?
Siempre te dije que hay países que sueñan
en tus rodillas  y volcanes azules
que se corren cuando te ríes con mis estupideces.
Y luego, pensamos en océanos vacíos,
en nubes congeladas o en lunas rojas
que están hasta los cojones de escupir hacia arriba,
                                                                          y no volar.
Para hablarte de felicidad
deberías de ver mi cara de gilipollas justo ahora,
cuando se ilumina el móvil
porque me has mandado un mensaje
que dice: “Qué maldito viento hace
                                                                       y yo sin ti”.

Te entiendo.

Yo llevo toda la tarde encendiendo
y apagando la estufa porque no encuentro
la temperatura exacta cuando no estás.

Para hablar de futuro
no necesito memoria
si tus pezones me recuerdan.

domingo, 6 de noviembre de 2016

JODIDAMENTE CURSI


No sé muy bien cómo decir
que te echo de menos sin que suene
                                            jodidamente cursi.
Y de repente, las farolas vuelven
a estar en su sitio.
Y de repente, mis manos bajo tu ropa
como dos perros lamiendo el paraíso
que quieren más,
y más,
y más.
Y de repente, tus medias preparadas
para romperse en el segundo movimiento
como la saliva que gotea del corazón.
Y de repente, el piercing de tu nariz
sirve para recordarme el abismo 
por si me olvido de que estoy cayendo.
No sé si es pronto o no 
pero te echo de menos,
aunque al decirlo suene jodidamente cursi.

domingo, 25 de septiembre de 2016

IKEA


Menos mal que las balas no se confunden al cerrar los ojos. Yo la sigo sin fe ninguna pero con una sonrisa de oreja a oreja. Sus huellas en el suelo me sientan bien, de alguna forma que no pienso demasiado. Quiero decir que me recuerdan cómo caminar. Y eso siempre ayuda. Menos mal que no eres el rock en cada gota de sudor blanco que pinta la pared. Yo la abrazo mientras su pelo y el viento están en cualquier hemisferio caótico y salvaje. Su lengua me abre y me cierra como un sobre de papel que no se decide a estallar. No sé si se entiende. Menos mal que tienes buen gusto para los bóxers, según me han dicho. Yo soy flexible en ese aspecto. Me desviste y me gana con orgasmos impares y azules al cerrarse el ascensor. Menos mal que no me has ayudado a elegir los muebles del salón, el color de las paredes, los azulejos del baño o el armario de la habitación. Menos mal que no puedes verme. Menos mal que ni siquiera te lo imaginas: IKEA puede ser el peor lugar para echar de menos a una hija de puta como tú.

martes, 6 de septiembre de 2016

POR QUÉ NO Y POR QUÉ TAL VEZ

Ahora, justo en este momento, un domingo a las 20:42, precisamente en este jodido instante, es insoportable. Ha sido extraordinario no pensar en ti durante no sé, varios días. O varias horas. Pero ahora, he tenido que guardar el móvil en el último cajón de la casa. La temperatura empezará a bajar en un par de horas y supongo que eso ayudará. Son los domingos. Los putos domingos que hacen que quiera tirarlo todo por la ventana y salir a buscarte. He seguido leyendo “Cuando se vacían las playas”. He tocado al piano “Skinny love” y ha terminado de matarme. He resucitado con los ojos secos y con la televisión encendida. He mirado al techo. He recordado por qué no y por qué tal vez. Tu distancia. Tu puta distancia que aprieta en el lugar exacto. Pero son los domingos. Está comprobado. Los malditos domingos jugando a disparar sin pensarlo. A odiarte un poco menos. A mandarte a la mierda. A seguir queriéndote, por si acaso.

martes, 23 de agosto de 2016

RAY DONOVAN

Cada maldita canción de ese grupo taladra una a una las neuronas que se activan con tu puto nombre. Joder, cómo pesa agosto sin tus piernas en mis hombros. No sólo rompieron las olas en tu espalda. ¿Ves algo que esté en su sitio? Yo veo Ray Donovan por dejar de mirarte entre campañas de tráfico y reuniones con inmobiliarias. A las 7 de la mañana se puede odiar al mundo para siempre. O a ti. Pensé que eras una fiera eléctrica y al final, lo escupiste igual. Llevas el insomnio y la rabia de quien sólo pretendía follarse la felicidad que salía por tus pies. Ayer retorcí una nube de humo que echaba de menos mejor que tú. ¿Ves algo que esté en su sitio? Tú, sin embargo, sigues intacta como una saltadora olímpica después de un salto perfecto. La ejecución fue brillante. Tu sonrisa después del desastre también. Y eso fue todo lo que pudiste ofrecer. Ahora, como ves, nada está en su sitio: tú mirando el impacto desde arriba, yo en el suelo preguntándome dónde coño está la red que prometiste.

sábado, 13 de agosto de 2016

204

Iba a ser totalmente distinto,
no sólo nosotros, sino también este poema
en el que aparecerían frases como
No he sabido hacerlo sin que lo notes, ya conoces
mi torpeza para morder la espuma que dejas
”,
o “Llovió en la playa y luego continuó lloviendo
un poco más fuerte en la habitación 204
”.
He perdido demasiado en algo que ni siquiera
ha durado lo suficiente para perderlo.
Pero de verdad que iba a ser totalmente distinto,
y no sólo nosotros, sino también este poema
con frases como “Te gustó el número y las vistas del desayuno.
A mí me gustó tu ropa interior y el anillo del pie
que encontramos en el último momento.
Todo se resuelve en el último momento
”.
Te he querido y te he creído
y no sé en cuál me jodiste más.
Ahora todo lo que sonaba a ti se ha convertido
en un futuro hueco y podrido:
llamadas de teléfono, whatsapps,
Valle del Jerte, septiembre con tres habitaciones,
la pulsera roja o las camas inmensas.
Iba a ser totalmente distinto,
y no sólo nosotros, sino también este poema
porque te quería decir, en un principio,
que “No sé qué coño hacer sin ti en mi día libre
y entonces tú, de repente y como quien
no quiere la cosa, me dijiste que lo mejor era dejarlo
pero que teníamos que hablar.
Cuando me pregunten por ti
les diré sin pensarlo dos veces que te has tenido
que trasladar urgentemente a no sé,
Birmania o Vietnam, donde prefieras.
Creo que es de lo único
que de verdad tenemos que hablar.
Sobre lo demás, conozco de sobra
la mierda que vas a decirme.

domingo, 12 de junio de 2016

NOS INVADEN LOS RUSOS // DOMINGO ASTROMÁNTICO


NOS INVADEN LOS RUSOS

Con la precisión de un francotirador ruso, aciertas cada uno de tus disparos a cien kilómetros, mientras otras a un centímetro no saben qué decir ni qué hacer. No me lanzaste un paracaídas ni tampoco me dijiste “avísame cuando tengas listas las heridas”. Simplemente me agarraste fuerte para compartir la caída y el cincuenta por ciento del impacto. Llegué tarde y estabas impaciente, y me dijiste que sabías de sobra cuando me llamaste que aún no había salido de casa. Efectivamente. Al ritmo de Windsor de Pereza caminaba por Evangelista. En Pagés del Corro ya sabía el beso que te daría y el color del que se me quedaría la boca al llegar a Plaza de Cuba. El vestido blanco y negro te quedaba brutal, al igual que el color de las uñas de las manos y de los pies. No podía dejar de mirarlas y me dejaste hacerlo todo el tiempo del mundo. Se te hizo eterno el camino al bar pero te gustaron las tapas. Un solomillo al whisky, chocos y en el número diecinueve siempre tenía que empezar a contar tus pecas de nuevo. Me preguntabas de qué me reía y cómo podía decirte que estando aquí, contigo, estaba pensando solamente en ti. En ti y en quitarte el vestido para hacerlo sobre el escritorio mientras los vecinos de enfrente ponen al máximo el aire acondicionado. Y así fue. Te gusta el olor a fresa y a vainilla. El vestido fue lo último que te quitaste y cuando lo hiciste mandaste al carajo los verbos y los sustantivos, y no sabía si seguir follándote o mirarte aún más. Hacía tiempo que no veía nada así. Hacía tiempo que no me dejaban sin aire así. Tu “más fuerte” hizo explotar todos los relojes y qué otra cosa podía hacer yo que obedecerte. Lo dices todo de una forma tan contundente y segura que los días de niebla suenan a raro, como las frases en las que algo podía significar una cosa o la contraria, y al final no significaba nada. “Tócame algo” dijiste y no sabía si mirar como sonreías o pensar en mi cara de idiota. Después otro más. Y luego otro. Y mañana las agujetas y las marcas serán la mejor forma de recordarte. Andabas desnuda por la habitación, leyendo cada uno de mis manuales. Preguntaste qué colonia usaba: “todavía no puedo decírtelo”. “Entonces puede ser que haya cosas que tampoco pueda hacerte…”. Y ha sido la vez que más rápido desvelé el secreto. Me has salvado del domingo. De los malditos domingos. Probablemente también me salves del lunes. Nunca nadie compartió la mitad del impacto. Nunca nadie me dijo “Llevo todo el jodido día nerviosa por verte, cabrón”. Nunca creí en la felicidad pero hoy, hija de puta, me has hecho feliz.


DOMINGO ASTROMÁNTICO

Puede parecer que te sigo echando de menos pero en realidad es porque no tengo otro lugar en el que estrellarme. Dame tiempo. Un poco más solamente para que el nuevo paisaje aparezca. Porque es cierto que a veces “lo que digo te distrae de lo que soy” (Pedro Salinas) y entonces empezamos a girar en línea recta por si nos cruzamos de nuevo. Antes me corto un brazo, créeme. Queda poco. Estás a punto de perder el efecto. Estás rompiéndolo de una forma preciosa. Has puesto el listón tan alto que dan ganas de enmarcarlo. Puede parecer que todavía sigue ardiendo pero las cenizas suelen mentir con la temperatura. Las cenizas explican el lugar donde no hay que volver. Es fácil pero dame tiempo. Un poco más solamente. Puede parecer que te sigo echando de menos pero en realidad es que no sé qué coño hacer contigo, aparte de olvidarte de una puta vez. Es lo único que le da sentido a todo. Cuando en breve no quede nada de ti, “si tu magia ya no me hace efecto” (Zahara), dime, ¿qué coño hago contigo?

jueves, 9 de junio de 2016

MATÉ MONSTRUOS POR TI


Nunca estuvimos en la misma batalla.
Mientras “yo mataba monstruos por ti” (Love of lesbian),
tú los creabas. Mientras yo
pensaba que podía con todo,
tú te divertías viéndolo.
Antes era el hermoso fracaso
que llevaba tu nombre,
ahora es una derrota que sabe mejor
que todos los orgasmos que tuvimos.
Tal vez no lo entiendas,
y no te culpo, jamás pretendí
que los icebergs supieran abrazar.
Pero te juro que he visto maniquíes
                                                            sentir más.
Podría cagarme en tus muertos,
romper el ambientador del coche,
vaciar tu champú entero por el váter,
rezar sin fe ninguna para que te duela
la mitad y me daría por satisfecho
o cortar la ropa interior que te dejaste
en mi armario. Pero no voy a hacerlo.
Voy a darte las gracias. Gracias de corazón
o desde la polla. De dónde quieras.
Gracias por salvarme de ti.

jueves, 26 de mayo de 2016

CON LOS DAÑOS Y LAS CONSECUENCIAS


Porque si alguna vez te quise fue temblando.
Porque si alguna vez me quisiste fue mentira.

Irene X



Tenía algunos planes, no muchos la verdad,
pero sí algunos. Cosas simples como mojarnos
en la sierra mientras los lobos se comen las sobras
y tú te desvelas en mitad de la noche por algún ruido
y fuera yo intentando mantener encendida la maldita chimenea.
Creo que sigues sin entenderlo. Sin saber que un gesto tuyo
al morder el Big Mac retrocede y aprieta las costillas
porque mis huesos son la parte que te sobra a partir de las doce.
Porque por fin te lo dije e hiciste lo mismo que cuando no: nada.

Tenía algunos planes, pero nada extraordinario, sinceramente.
Un fin de semana en Zahara de los Atunes olvidando
lo que un día rompiste de casualidad o por hija de puta.
Sin embargo, son las 17:01 de un jueves que suda por todos lados
y ahora el caos parece insalvable pero mañana se confirmará.
No hay prisa. No hay salida en tu respuesta.
La única vez que te vi ser contundente fue diciéndome que no.

Tenía algunos planes, aunque no te lo creas.
Algo sencillo como quererte sólo cuando me dieras la espalda
porque de frente es demasiado fácil.
Sabía que no lo ibas a hacer, sabía a dónde mirarías,
sabía que intentarías casi llorar pero no sabes mentir,
sabía que me dolería y que no sacarías tus manos de los bolsillos.
Todo esto ya lo sabía, tranquila.
Yo cargo con los daños y tú con las consecuencias.

Tenía algunos planes, ya lo sabes,
pero decidí mandarte al carajo para siempre
porque esperarte puede hacerlo cualquiera.

domingo, 22 de mayo de 2016

TAROT Y FÓRMULA 1


Son las 3:24 de la mañana
y acabo de llegar a casa.
Hay una polilla en la habitación
que no soy capaz de echar fuera.
En la televisión ponen programas
del tarot y Fórmula 1, que en realidad
no es Fórmula 1, es algo parecido.
Dejo la Fórmula 1, que no es Fórmula 1
mientras pierdo de vista a la polilla.
Hoy estabas radiante, en serio.
A pesar del calor y de las prisas,
te quedaban genial los vaqueros
tobilleros que sabes que odio
y esas zapatillas azules
como lujuria contenida.
Estoy convencido de que la polilla
también se acuerda de ti.
Estamos en la misma ciudad
y he bebido por ti, por mí y por la chica
que no sabe tu nombre
pero que me compadece porque lo imagina.
Aparece de nuevo la polilla
y ya no puedo más. Es insoportable
el sonido de las alas y echarte de menos
a oscuras. No te lo recomiendo.
Te echo de menos, no sé si lo he dicho
pero lo repito, por si acaso.
La polilla no se ha ido
y yo te extraño como nunca.
Probablemente porque me has vuelto
a dejar como siempre.

domingo, 1 de mayo de 2016

BUDAPEST


El tiempo es un hijo de puta
de mucho cuidado, ya te lo dije.
Y lo imposible, de repente sucedió:
tú por fin te acordaste de mí
y yo no tuve ni la menor idea
de lo que hablabas cuando una y otra vez decías
                                          “nosotros”.

domingo, 24 de abril de 2016

TE LO ASEGURO



Cuando se disponen,
tan cuidadosas ellas,
a decirme noticias inesperadas
como: “esto se ha acabado”,
“ya no es como antes”
o “he conocido a otra persona”,
lo hacen como si no fuera capaz de soportarlo.
Y es de agradecer, por supuesto,
que tengan esa consideración con uno.
                                                  Sin embargo,
ellas no saben que si puedo
levantarme cada mañana
o correrme sin ti,
de verdad que puedo soportarlo todo.

sábado, 23 de abril de 2016

BUDAPEST


Le he cogido miedo a volar. No me refiero al despegue ni al aterrizaje, me refiero a volar, a que algo de acero flote en el aire porque sí. La física me pone pero también hay arañazos que no puedo explicar. El azafato quiere que ponga la bolsa debajo del asiento y la chupa de cuero arriba. Hago lo contrario: la bolsa delante del asiento y la chupa me la pongo al revés. En la fila 2 hay otras reglas. Salimos con retraso pero llegamos quince minutos antes de lo previsto. Budapest es como Sevilla con tres grados menos. Participamos en una carrera ilegal de taxistas húngaros en el plan perfecto para un miércoles por la noche.  Hay kebabs en todas partes. Abiertos a todas horas. Hay edificios sacados de “El pianista” y los vagones del metro van en dirección contraria al sonido. Lo caro sigue siendo barato y los colores encajan de forma extraña y extraordinaria. En el Puente de las Cadenas me ataría a ti sin pensarlo dos veces. El Danubio suena como tú y no lo sabía. He visto edificios abandonados que soportan el frío sin inmutarse, también como tú. ¿No es algo magnífico? Te abandonaría en cualquier esquina de esta ciudad y no miraría atrás. Iría con el acelerador a medio gas para alargar mi agonía. Música electrónica con bases de una motosierra que provocan bailes infernales. Si te vieran bailar con el pelo hacia delante apagarían la música y matarían por lamer un trozo de tu sombra. No vi un solo sitio para no subirte la falda y meterte mano, y que nos ataque lo que quede del ejército austro-húngaro. Ataques constantes. Golpes secos. En el cuarto espacio intercostal. En la clavícula izquierda. En tu labio inferior. Que ataquen sin piedad. No sé cuántas veces dijo el guía “millennium” y “1896”. El 96 está en todos los sitios. La parte de Buda sueña con drogas cortadas y algoritmos elásticos pero la parte de Pest lo hace más fuerte. El finés y el húngaro tienen la misma melodía gutural. Y de repente, una calle estrecha con bancos y árboles llenos de flores rosas hacen que me den ganas de vomitar irremediablemente, aunque contigo creo que lo soportaría. Si soporto correrme sin ti, puedo soportar cualquier maldita cosa.  

domingo, 13 de marzo de 2016

HIELOS ROTOS


Flotas como hielos rotos
que no encuentran el camino de vuelta.
Encajas con la parte más sucia y adicta
de mi piel en horas extrañas y no sé,
digo yo que habrá otras formas
                                 pero no me interesan.
Morderte, apretarte, lamerte,
lanzarte, olvidarte, escaparte.
Sigo sin tener clara la idea.

Lo encontré en algún punto del extrarradio
y sonaba bien, como si funcionara,
                                                        te lo juro.

Mis palabras ambiguas son demasiado cobardes
para escupir en mitad de la tormenta.
Nunca lo negué.

Cualquiera te quiere más,
eso es indiscutible.
Pero dime quién coño
te pierde mejor.