domingo, 6 de noviembre de 2016

JODIDAMENTE CURSI


No sé muy bien cómo decir
que te echo de menos sin que suene
                                            jodidamente cursi.
Y de repente, las farolas vuelven
a estar en su sitio.
Y de repente, mis manos bajo tu ropa
como dos perros lamiendo el paraíso
que quieren más,
y más,
y más.
Y de repente, tus medias preparadas
para romperse en el segundo movimiento
como la saliva que gotea del corazón.
Y de repente, el piercing de tu nariz
sirve para recordarme el abismo 
por si me olvido de que estoy cayendo.
No sé si es pronto o no 
pero te echo de menos,
aunque al decirlo suene jodidamente cursi.