viernes, 21 de octubre de 2011

CASI 10 EUROS


Ando por el pasillo apoyándome en las paredes. Bajo por el ascensor, que tiembla demasiado. Ahora, cualquier cosa es demasiado. Me pesan los pies tanto que apenas puedo avanzar. Miro fijamente los zapatos. No recuerdo dónde se mancharon. ¿Izquierda o derecha? Hay una calle con cierto tráfico hacia la izquierda. Las señoras mayores se me quedan mirando. Se nota mi desubicación. ¿Qué es el equilibrio cuándo sólo se está pendiente de respirar correctamente? Llego a un semáforo, cruzo la calle, no pasa ni un coche. Espero tres minutos. Ahí viene uno. Levanto la mano. Joder, el taxista es igual que Javier Krahe. ¿Se lo digo? Tiene puesta en la radio una entrevista de Juanes. Definitivamente no es Javier Krahe. ¿Qué carajo está contando este tío en la radio? Dice que ha abandonado no sé qué fundación porque no tenía tiempo, que tiene que centrarse en la suya. ¿Necesitas tiempo para donar una ínfima parte de lo que ganas, para pasarte una vez al mes? Hay que joderse. Me está doliendo aún más la cabeza. Estamos en Neptuno. Creo que voy a decirle que pare, estoy a punto de vomitar. Último intento: “Voy a abrir la ventana”//”Vale”. Me quito el abrigo también. No mejora mucho la situación. Parece que aguanto. ¿Cuánto coño falta? En Madrid todo está lejos de todo si vas en taxi. Y para qué hablar del tráfico. Por fin llegamos. “Tome usted”//”Su vuelta”//”Gracias”//”Tenga buen día”. Bajo del coche, y el sol empieza a matarme lentamente sin darme cuenta, mientras respiro y pienso que sigo vivo.

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