jueves, 29 de marzo de 2012

ELIGE TÚ LAS ARMAS

Elige tú las armas” (verso de Luis García Montero). Elige los golpes y los turnos. El campo de batalla y los órganos vitales. Reproduce a cámara lenta tus impactos, y recréate las veces que quieras. Elige tú las armas y la estación estival. Elige las palabras y los gestos, la voz y el ritmo, la sensatez y la incongruencia. Elige las reglas y hazlas a tu favor. Elige el parte meteorológico que más te convenga y mueve las fichas aun cuando esté mirando al tablero. Elige tú las armas. Elige tú, todo. Que yo pondré la puta piel para que la destroces. Te sentirás bien. Yo, no sentiré nada. A eso he llegado, sí. Ahora, ya me entiendes perfectamente cuando te hablaba de... Elige tú las armas. Elige tú, todo. Porque el resultado será el mismo. Aunque pienses que no. A esto he llegado, sí.

miércoles, 28 de marzo de 2012

SÍNDROME DE ABSTINENCIA

“Tú o nada” podría ser una película de Alex Holdridge o simplemente, nuestra despedida perfecta. “Tú o nada” es la duda que se presenta el sábado, entre la resaca y los resultados de los partidos de fútbol. Porque “Tú o nada” es mucho más que “Tú” y que “nada”. Esto último, es obvio. Hay una casa rural en la sierra que ha soportado el invierno, que ha follado, que ha reído, que ha visto caer las estalactitas en el suelo de madera, por nosotros. Ella sí ha estado allí. Nosotros, ya sabes dónde. Y apareces de repente en lo común y en lo trivial, en lo mundano y en lo periférico. Por ejemplo, en mitad de la asignatura “Conducta anormal y adicciones”. Llegando a la conclusión de que el maldito “Síndrome de (tu) abstinencia” ni por asomo se soluciona con “algo” parecido (a ti). Lo tengo más que comprobado.

lunes, 26 de marzo de 2012

RESACA ELECTORAL

La resaca electoral sabe mejor con aspirinas y con tu voz en resonando en la almohada. Al final ha resultado ser más de lo mismo, aunque no del todo. Ha habido varias cosas claras. La gente está hasta los cojones del PSOE, está acojonada a que salga el PP y que la abstención ha sido brutal. Que el 40% de la gente haya preferido quedarse en casa antes que ir a las urnas no es un problema de esas personas propiamente, o que carecen de compromiso social. Sino todo lo contrario. Quiero decir que son los políticos los que tienen que convencer al resto de que vestirse, andar hasta el colegio electoral, buscar la papeleta en esos confesionarios “cuasi-inquisitorios”, abrir el sobre, meter la papeleta y esperar la cola, es mucho mejor que terminar de ver la película de Cuatro. Y que dar tu confianza realmente va a servir de algo y que no va a suponer desperdiciar una hora de tu vida en dar tu apoyo a un impresentable que lo único que va a hacer es no hacer lo que dice. Por tanto, el problema de la abstención no es quienes se abstienen, sino quienes durante muchos años y numerosos escándalos se han encargado de que no creamos en los políticos. De que el voto para ellos no tenga valor porque voten lo que voten, sigue pasando lo mismo de siempre. Porque sólo queda llegar a la conclusión de que no tienen ni idea de lo que significa concederles tu voto. Es como cuando pones confianza ciega en los sanitarios en sus prácticas cotidianas, como poner la vida de tu familia bajo el techo que ha diseñado un arquitecto y han construido unos albañiles, como follar sin condón con tu pareja porque te jugarías un maldito brazo por ella. Incluso la puta vida. Porque estos impresentables tienen en sus manos nuestras jodidas vidas pero no se enteran. De otra forma sería incomprensible las actuaciones fraudulentas de Felipe González después de tener el mayor número de votos jamás conseguidos –y esto dolió especialmente-, como la irresponsabilidad de sostener la economía de un país en “el ladrillo” porque en ese momento lo que valía era el “pan para hoy, mañana que se las apañen” de Aznar –a lo que ayudaron también los gobiernos posteriores del PSOE-, sin comentar la indecencia de la guerra de Irak en la que han salido impunes todos los implicados, menos los iraquíes, por supuesto. Al final le han dejado el país realmente “arreglado” y “sin problemas”, no hay más que verlo. Y siguiendo por la negación hasta última estancia de la crisis que estaba ya encima, por parte del PSOE, los ERE, las subvenciones millonarias de Chávez a la empresa de su hija, el gasto descomunal de Francisco Guerrero en cocaína, el caso Gürtel y Brugal, por parte del PP, entre otros. Estos tipos deberían de ir a la puta cárcel. Pero en lugar de eso, les quedan unos sueldos vitalicios y les bajan el sueldo a los funcionarios, entre otras cosas, también. Y a los causantes realmente de la crisis, los bancos, no sólo “se van de rositas” sino que el gobierno les inyecta unas sumas de dinero totalmente incompresibles, ilógicas e insultantes a la inteligencia y la coherencia. Pero viendo el nivel de los ministros, José Blanco, Leire Pajín, Esperanza Aguirre, Soraya Saenz de Santamaría, José Ignacio Wert, y sus líderes, Rubalcaba, -Zapatero cuando lo era-, Rajoy, Llamazares –cuando lo era también-, y para qué seguir, es normal que pase lo que pase.
En las anteriores elecciones generales, voté a UPyD, porque quitando algunos puntos, me parecían los más coherentes. Nunca entendí el secretismo feroz de no decir libremente tu ideología, como el derecho a no hacerlo, por supuesto. Pero el hecho de decirlo abiertamente, sigue suscitando cierto reparo. Por eso, yo lo digo. Aunque no es ni blanco ni negro. Hay una escala de grises bastante esclarecedora y matizable. En estas elecciones autonómicas de Andalucía, he votado a IU principalmente por un ejercicio que han hecho de honestidad llevando su programa ante notario. Y eso, tal y como están las cosas, me basta. Al PSOE de ninguna de las maneras iba a volver a votarlo. Encima Griñán está metido en otro escándalo, que fue por lo que “se fue Chávez”, no aprenden, manda huevos. Al PP, por razones morales y porque en el poco tiempo que llevan ya han mentido en lo que iban a hacer, tampoco. Arenas me produce cualquier sentimiento menos el de confianza. Y aún sabiendo que había cosas que había que hacerlas sí o sí, no han tenido los cojones de decirlo. Esa es la cuestión. Que mienten una vez y otra. Tanto unos como otros. Es la primera vez que voto a IU –a Diego Valderas, en concreto- porque desde que se fue Julio Anguita, IU ha sido cualquier cosa menos izquierda unida. Ha sido algo absurdo llegando al punto de convertirse en un producto como el Nesquik o Apple. Con la diferencia de que estos sí servían para algo. No me gustan los extremos pero tampoco la ambigüedad.
Lo he reducido todo lo máximo posible. Hagan lo que hagan, que sea lo que han dicho y no lo contrario. Algunos dicen que es voto inútil. Como si el útil existiera realmente. Pero ya no se trata de eso, sino de que cumplan su maldita palabra, y son de los pocos que han dado algún ápice de llevarla a cabo. Probablemente terminarán jodiéndolo también y metiéndonosla por detrás, pero se merecen la duda. Mi duda, al menos.
Hay Messi, Jordan, Usain Bolt, Kaspárov, Bill Gates, Fernando Alonso, Rafa Nadal, ¿tan jodidamente difícil es que haya alguien que sepa gobernar de una vez?
En definitiva, creo que el mejor dirigente político -como requisito imprescindible- sería cualquiera que no fuese un político. Bastaría con que fuera competente y honesto. Y como veo que eso es mucho pedir, me conformo con que sea sólo lo segundo.
Aún así, la resaca contigo sabe mucho mejor.

jueves, 22 de marzo de 2012

LO ÚNICO QUE NO TENEMOS

Tenemos la inteligencia para no dejar de decir estupideces. Tenemos bailes de salón para mirarnos los pies cuando no tengo cojones de aguantarte la mirada. Tenemos a Marlon Brando para seducirnos y a Scarlett Johansson para reparar los daños. Tenemos a Norma Bessouet y a Gustav Klimt para que nos camuflen la mediocridad que derrochamos cuando estamos enfrente. Tenemos un sueño para no hacer realidad en unos lavabos a las afueras, que soportan como nadie el frío y la humedad. Tenemos la negación eficaz de nuestros cuerpos cuando bajamos el telón y el guión es una puta mierda. Tenemos a Jorge Javier Vázquez para calmar las neuronas y a Punset para darle la vuelta a la tortilla, siendo igual de necesarios en proporciones similares. Tenemos condones que mueren por nosotros y pulmones hechos a medida para asfixiarnos como nadie. Tenemos a Borges para ponernos la sangre de gallina antes de aprender a leer. Tenemos detergentes azules y lentillas amarillas para ofrecernos algo distinto. Tenemos a Google para perdernos definitivamente y a Megaupload en huelga de hambre. Tenemos razones para no volvernos a ver más. Tenemos hormonas para echarnos de menos. Y tenemos nostalgia de arreglarlo. Lo único que no tenemos es ganas de hacerlo.

sábado, 17 de marzo de 2012

NO HACEMOS PIE


He ordenado los cajones y también he hecho la cama. He visto llover durante unos minutos mientras escuchaba la radio en el ordenador. Sin apenas champú, hacemos espuma. Con la misma certeza que un día nublado: “ya veremos”, la carne es un piano destrozado cuando pasamos descalzos uno por el otro. ¿Hemos pasado?  Y es que no hacemos pie. Ni en las sábanas ni en las paredes que nos sumergen un poco más. Salimos a flote. Aprendimos a respirar en aguas profundas. Aprendimos a ahogarnos en la orilla. Un boca a boca no vendría mal, incluso una reanimación de nuestra parte más trivial y común que converge con no sé qué mierda  de “echarse de menos” en el peor momento. También hay creación cuando destruyes algo de mí. Digamos que de algún modo, se transforma. O sobrevive en lugares con condiciones extremas. Probablemente no me esté explicando una mierda. Probablemente, ya lo sé también. La inspiración no existe. Es cuestión de tenerte cerca y dejar que corra el tiempo sin que pase nada. Absolutamente nada. Ya pasamos nosotros. He estado pensando en cómo explicártelo de una forma contundente, irreversible y feroz. Goteó la respuesta de un libro de Jaime Sabines, poniendo empapado el maldito suelo: “Debí haberte encontrado diez años antes o diez años después. Pero llegaste a tiempo”. Y vuelve a empaparse todo.
Todos los textos que he escrito son mentira. Pero tú no. ¿O era al revés? Ya no me acuerdo.

jueves, 15 de marzo de 2012

SNATCH, CERDOS Y DIAMANTES DE FONDO

Si tuviera algún motivo para quedarme, me iría. Preparo el desayuno con Snatch, cerdos y diamantes de fondo. Yo vigilo las tostadas. Tú te encargas de mirarme de vez en cuando. Decides que hay luz suficiente para que no podamos apagarnos durante un buen tiempo. Yo soy algo más escéptico pero reconozco que pocas cosas brillan en la oscuridad mejor que tus rodillas. “¿Por qué siempre hablas de lo mismo?”. Porque es lo único en lo que estoy dispuesto a perder el tiempo. “¿El sexo?”. El sexo es lo que ve la gente que sólo piensa en sexo. Pero en realidad, es de las pocas cosas de las que no trata, del todo. “Siempre lo nombras”. Siempre está ahí. Escribo lo que hay. “Según tú, todo gira entorno a eso”. El sexo es lo de menos. Quiero decir, que el sexo importa igual que tener viajes en el bonubús o pensar en tu grupo sanguíneo antes de dormirte. Su grado de importancia es relativa según la situación. Aunque siempre importa, claro. “No me convences”. Te acercas, revisas las marcas que me dejaste ayer. Siguen en su sitio. Hiciste un buen trabajo, tardarán en borrarse. Llevo varios días analizando la frase de D.H. Lawrence: Hasta los animales se sienten tristes después de eyacular. Qué más añadir. Ya que has sacado el tema. El sexo es algo triste que te hace feliz. Y a mí me encanta sentirme triste. Sobre todo contigo. Rimbaud lo desarrolló jodidamente bien cuando le preguntó a un amigo si era feliz y éste le dijo que sí, a lo que él le contestó que cómo había podido caer tan bajo. Qué más añadir. Por eso sentirme extremadamente triste contigo, es como una felicidad imposible, conseguida sin tener ni puta idea de cómo ha sido. Las mejores explicaciones siempre se me ocurren cuando ya te has marchado.

martes, 13 de marzo de 2012

NOTHINGMAN

No te pongas en mi lugar, ni muerdas mis miedos. Siempre hay una opción mejor. Elígela. No me expliques las leyes físicas si nuestra gramática no se puede sostener. No me pidas permiso para follarme ni para dejar de hacerlo. Si el zinc retrocede cuando cierras los ojos, seguirá teniendo anemia la jodida primavera. Pero por si acaso, no borraré tu número. No te pegues al cristal si no me ves, simplemente coge una silla, rómpelo y pásame la factura. Incluso los gilipollas dicen cosas interesantes cuando se callan. Por eso yo “sé callarme en doce idiomas” (M. Benedetti). No me digas qué haremos mañana. Se detiene lo que gira a nuestro alrededor, que tampoco es mucho, que digamos. Se detiene pero tú no te detengas. Mándame a la mierda mil veces pero espérame cuando salga, por favor. Yo me olvido de tus turnos, aunque ya sabes que me verás allí cuando termines. No me pongas hoy otra canción que no sea “Nothingman” de Pearl Jam. Ponla en bucle, en repetición, o cómo coño quieras, pero que vuelva a sonar. “Once divided...nothing left to subtract.../Some words when spoken...can't be taken back...”. Es imposible que no lo entiendas todavía. Eso eras tú, una repetición mejor que la anterior. Sonabas igual. Pero no eras lo mismo. Y sigues sin enterarte de una mierda. No mires las instrucciones porque no te explican cómo solucionar algo que “has arreglado mal cuando no estaba estropeado” (Coque Malla). Sigue puesta la canción. Tú no. No me preguntes nada. No recompongas la piel que he gastado en los móviles táctiles por ti. Lo prefiero así.
Ya sabes que siempre queda algo que decir cuando aseguramos que está todo dicho. Sólo hay que preguntar otra vez. Salvo en esta ocasión.

domingo, 11 de marzo de 2012

TÚ CON LA BOCA. YO CON UN EJÉRCITO

Me pido una Coca Cola con la esperanza de que la cafeína haga efecto. Por raro que parezca, en mí lo hace. Ella se pide un refresco también. Nunca antes había quedado a estas horas. La conversación no es que no fluya, es que es más coherente estar sin decir nada. Me hace cinco veces seguidas la misma pregunta. Le contesto cinco respuestas diferentes. Dice una cosa y la contraria. Todo esto es absurdo. Es absurdo estar sentados enfrente uno del otro. Es absurda la luz tenue. Son absurdos los pijos que están al lado. Es absurdo que la mire a ella cuando estoy pensando en ti. Es absurdo salir de casa para estar aquí. Son absurdos todos y cada uno de los pasos que hemos dado para vernos. Ha aceptado por fin que no soy yo. Hace rato que sé que no tengo ganas de ella. Bosteza y aprovecho para decir que es tarde y que deberíamos irnos. Ella insiste que está bien. Mi cerebro está pensando en partituras incompletas de cuando nos dejábamos secos. Tú con la boca. Yo con un ejército. Para equilibrar las fuerzas. Bosteza de nuevo. Insisto otra vez en marcharnos. Repite lo mismo. Va al servicio. Me fijo en las paredes y en el ruido que están haciendo unos guiris colocados. Mataría por estarlo también. Mataría por cualquier cosa que no sea ésta. Regresa del servicio. Dice que es tarde, que es mejor que nos vayamos ya. Seguro que lo ha hecho porque esta vez no dije nada. Mis costillas están aplaudiendo, por fin. Nos despedimos de la forma más inerte que recuerdo. Qué menos. Enciendo el mp4, “Busco raíces pero todo me es extraño salvando que estás conmigo./Incompatibles pero acostumbrados, viviendo en el cuarto piso”. Cruzo San Jacinto, ya sólo falta la otra mitad de Pagés del Corro. Se hace jodidamente largo. “Necesito acertar aunque sea un rato”. Ya he llegado a casa.
Ahora estoy tumbado en la cama con los ojos abiertos. Esperando a que pase el efecto de la Coca Cola o de ti. Hoy no soy exigente. Lo que venga primero.

jueves, 8 de marzo de 2012

EL VÉRTIGO ES COMO TODO

Hay dos tipos de vértigo. El primero es el que se siente cuando subes a la azotea de un rascacielos, y notas cómo el estómago te va dando la vuelta poco a poco, cuando miras hacia abajo, habiendo una reestructuración de prácticamente todos tus órganos. Y el segundo, es el que se pre-siente estando tumbado contigo, leyendo “A la puta que se llevó mis poemas” de Bukowski, notando cómo le vas dando la vuelta a mi puta vida de golpe, cuando miro hacia arriba, sabiendo que va a ser imposible salir ileso de aquí. Por eso el vértigo, como todo, es cuestión de cómo se mire.

sábado, 3 de marzo de 2012

LO LLAMO ASÍ

Si follas bien, da igual cómo beses. Si besas bien, importará un carajo el color de nuestros ojos. Aunque los míos serán del color de tu pintalabios. Es lamentable. Mis pulmones son sonámbulos de tu respiración. Lo inédito de tus labios, es lo equívoco de mis versos. Si llueve, sonreiré cuando adivine entre las cenizas la señal del paraguas que no llevas. Si retrocedes, estaremos en el mismo sitio. Ya lo explico Ángel González: “Hay que ser muy valiente para vivir con miedo./Contra lo que se cree comúnmente,/no es siempre el miedo asunto de cobardes./Para vivir muerto de miedo,/hace falta, en efecto, muchísimo valor”. Después de esto, sobra la poesía. Y todas las malditas palabras que he escrito, escribo y por supuesto, escribiré. Después de ti, pasa lo mismo. Y te digo que echan una película a las 22:00 en Nervión, que podemos ir a cenar a un Mexicano que hay al final de Torneo, que Viena estará de puta madre, pero no tendrá tus encantos, que esta camiseta no termina de convencerme, que el destino de este avión es coherente si mi billete es el 14B y el tuyo el 14A, que es la última vez que dejamos para mañana los polvos de ayer, que siempre llego tarde cuando eres tú quien me espera, y que aunque lo niegues, estás muchísimo mejor sin el sujetador. Conmigo pasa justo lo contrario. Pero ya puedo decir misa, que al final, haremos lo que tú digas. Y me gusta. No me gusta perder. Pero me gusta que me ganes. Una vez. Y otra. Y una vez más. Y volvemos a quitarnos la ropa. Y vuelvo a pedirte la revancha. La gente lo confunde con amor y otras mierdas. Nosotros no lo confundimos. Lo llamamos así. De esta forma absurda y extraña en la que no hace falta nombrarlo. En la que queda jodidamente claro a lo que nos referimos.

jueves, 1 de marzo de 2012

TENEMOS SUFICIENTE

Vienes y vas de mi cabeza. No lo digo por decir, lo digo por escribir algo. Puedes deslizarte por las sombras más eficaces que te nombran. O puedes ponerte la ropa y marcharte antes de que despierte. En cualquier caso, si tienes frío, llévate las sábanas. Me conformo con que cierres la ventana. Mi garganta, ya sabes. Acertamos, nos equivocamos, tensamos el hilo, destrozamos noches que empiezan por vocal, nos abrazamos pero dejamos el corazón a los pies de la cama, ya tenemos suficiente con los pulmones mitad alquitrán, mitad líquido nuestro que no ahoga. No quiero que me des aire, sólo quiero que no me quites el que tengo. ¿Qué propones? Lamernos y que escueza, arrancarnos los puntos sin anestesia, partirnos la cabeza antes que el pecho. Déjalo intacto. Puede que mañana no sea igual que ayer. Me conformo con que sea como hoy. No toques algo que puede volverse en nuestra contra. Hazme caso, es mejor partírnosla. Para qué está el Ibuprofeno si no. Vienes y vas de mi cabeza. Como aquella canción, como las luces parpadeantes de las farolas rotas de mi calle. Vienes y vas. Pero nunca terminas de quedarte.