miércoles, 17 de abril de 2013

ON THE ROAD


Odio cuando te pones asertiva y me entiendes. Y te entiendo. Cuando recapacitas y dejamos de ser dos gilipollas integrales para convertirnos en una estatua anestesiada de aceite y sal que no sabe andar ni correrse con el rímel de ti o de mí. Cambia el color. Odio cuando nos damos la razón y un estado de paz se diluye en la sangre y recogemos el sudor que se evapora en el suelo. Ahora podríamos estar ahí tirados, invadiéndonos sin permiso pero con la puta orden de no retroceder. De no parar. De seguir. Pero hasta la esquina solamente. Si giramos para sitios distintos memorizaré tus grados. Memorizaré la acera que recubrió nuestra otra parte. Odio cuando no podemos hacerlo y lo hacemos porque los detalles vuelven a este maldito sol anóxico de sombras y vodka. Cuando es otra y no tú quien se viste o me desviste con la luz encendida. O me dice de ir al estreno de “On the road” aunque se hayan cargado y la hayan cagado con la adaptación de la novela de Jack Kerouac. Odio cuando te pones asertiva y me entiendes. Y te entiendo. Porque entonces ya no queda nada que arreglar. Y sólo queda vestirse y recoger las cosas. Y despedirnos. Y no hay una mierda más grande que ésa.

viernes, 12 de abril de 2013

DESTRÓZALO POR FUERA // NAMES AND RACES


DESTRÓZALO POR FUERA


Si sale el sol por la boca, aprieta mi hígado un poco más. Con casi nada es sufiente. Pero destrózalo por fuera mejor. Porque los defectos cuentan sólo cuando no importa. Incluso antes de ayer tuve la sensación de oírte caminar por mi brazo izquierdo. Y respirar. Y cambiar el disco de vinilo mientras llenabas el vaso. De vino. De tu voz en mi sombra menguante al compás de tu ropa cayendo al suelo. Incluso antes de ayer parecía que no había pasado el tiempo. Que había espacio para firmar otra tregua. Que no habíamos sido cualquier cosa. Que cualquier cosa era nosotros. Y tú y yo con la jodida costumbre de no saberlo. De follarnos el reloj pensando que algo pasa cuando no pasa nada. La aguja del tocadiscos araña. Y al vinilo también. Sabes cómo hacerlo. Destrózalo por fuera. Por dentro es cosa mía.





NAMES AND RACES


Tiendo a lo destructivo igual que mi cuerpo, torpemente, tiende a ti a las 4 de la mañana. Pongo mis párpados y mi ombligo para que amortigüen la caída. Sé que te sostienes. Sé que eres capaz de mantenerte suspendida en el aire a pesar de la gravedad de esta jodida vida. Y lo hace sin preguntar. Con todo lo contrario a ti cuando despiertas desnuda o no, lo vea o no. Me subes sí o sí. Hasta el maldito techo. Y me dejas caer. Mojado de palabras y de saliva. Avanzo lento, sin estar pendiente de las huellas. Como si fueras mi pierna izquierda, mi pulmón derecho o la vecina de arriba. Como si fueras algo absurdo, patológico, o incluso mortal. Que me sostiene mientras veo como este puto mundo va cayendo. Al vacío. O a cualquier parte que no es “tú”.

jueves, 4 de abril de 2013

QUE NO DEJES DE PROVOCARLAS


Es jodidamente increíble hacer y deshacer tormentas. Con la mirada o con la boca. Estando colocado o despidiéndome de ti. Faltando dos pisos para no vernos más. Quedando tres segundos para destrozar el piano. Creándote en una canción de DeYarmond Edison. Borrándote en otros orgasmos. Que funcionan. Y que desorganizan las facturas que no vamos a pagar. Es jodidamente increíble hacer y deshacer tormentas. Aspirarlas y respirarlas fuertemente. Estar en medio de una. Que no dejes de provocarlas.