miércoles, 19 de octubre de 2011

AUNQUE HABLE DE TI


Aunque hable de ti, no vas a ser tú. Aunque tu somier coincida con los aviones que no despegarán y las motos tuneadas de los canis de tu barrio conviertan mi sueño en una droga cortada, vas a seguir sin ser tú. No sé el color de tu cepillo de dientes. Es por el daltonismo de mis latidos. El mío suele ser azul, a veces. Otras es del color que prefieras. Y otras, no nos hacemos caso y nos acercamos aún más cuando aumenta el calor. Y soy la máquina de café en la que eliges la forma de despertarte. Lo lógico son los paracaídas que no se abren, las cortinas que suben la fiebre, el móvil apagado para saber que mañana te leeré. Las calles sin salida en las que no nos mojaremos indican el camino a seguir. Quedan rectas en las que acelerar y no lo haré, tranvías que pasarán con la certeza de no saber si pasaron realmente y rotondas para explicarnos una y otra vez las ciudades que no seremos.
No voy a trazar los planos en las longitudes que nos faltan. Tu hemisferio y el mío no soportan las isobaras ni las isotermas. Decímos lo que no queremos decir. Y todo está bien. Todo se parece a los incendios controlados de los domingos por la tarde. Todo tiene la medida exacta de tus piernas confundiendo los desvíos en cualquier autopista. Me gustan tus piernas. Pero aunque hable de ti, no vas a ser tú. Ni yo tampoco.

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