sábado, 28 de julio de 2012

DA IGUAL QUE SEAS TÚ O NO

Me da igual que te marches o que te quedes, que me olvides o me hagas vudú, que me hables al oído o me grites por un megáfono, que consideres el tiempo que perdimos o que reconsideres los orgasmos que hipotecamos al 10%, que cambies la ruta de formatearnos, que no obedezcas al parte meteorológico, que multipliques por dos mis resacas mitad de ti, mitad de whisky, que sueñe tus pesadillas, que matices mis parpadeos o que blanquees el dolor que no nos hacemos, que interpretes lo que no te digo, que malinterpretes lo que te digo, que acuses a la luz de no tener vértigo, que incorpores otro pentagrama a mis sombras, que te desnudes o no, que fuerces el cristal aunque tengas frío, que sueltes los nudos que nos tiemblan, que agrupes nubes y claros para decirnos algunas verdades, que redefinas la soledad, que alucinemos mirando al techo, que sobornes al absenta o que inspecciones a fondo las sábanas que no te echan de menos. Me da igual porque en el fondo, da igual que seas tú o no. Nunca tuvimos tacto para decirnos estas cosas.

jueves, 26 de julio de 2012

SECCIONES DEL SUPERMERCADO. Y DE TI

Hablamos del verano como si fuera un lugar para quedarse. Incluso para quedarnos. La cuesta que desemboca en la carretera principal, sigue siendo muy parecida a tu rímel cuando se está desperezando. Y por eso hablamos de apartamentos vacíos que por mucho que queramos, no vamos a poder llenarlos. Rellenarlos tal vez, pero ya sabes que no es lo mismo. Esa pulsera aún tiene tus huellas dactilares. Tardaste como unos diez minutos en hacerme el nudo. El ron resaltaba la afinidad de los cables de luz. ¿Cómo coño lo hacías? Tus dedos alumbran la parte de la terraza que declaramos territorio non grato. Tus piernas mantienen intactas e inéditas las palabras mojadas que no soportaron el magnetismo. Mis dientes interactúan con tu saliva de la mejor forma posible: y no lo voy a explicar. Hablamos de supermercados abiertos y de inspeccionar todas y cada una de las secciones como si se nos fuera la vida en ello. Como si la sección de congelados fuese lo más oportuno para el tiempo. Nos perdemos justo antes de llegar a la panadería. El aire acondicionado traslada Groenlandia a mis tobillos. Las luces fluorescentes trasladan nuestra resaca a la vista. Nos reencontramos en la sección de perfumería y este tiempo sin ti no ha estado tan mal. Y comprendo entonces, que aunque estemos en la playa, aunque todo esté impregnado de arena y sal, y haya miles de olores en el aire, sólo soy capaz de distinguir tu perfume. Porque huelo a ti. Y eso no sé si es bueno o malo. Como todo lo que sucede cuando estamos juntos, hasta un tiempo después de que pase, no sabemos si será bueno o malo. Y para entonces, ya no nos importará una mierda. Y por supuesto, será tarde. ¿Te acuerdas de cuando hablábamos del verano como si fuera un lugar para quedarse, incluso para quedarnos? Una estupidez más que añadir. Y que añadirnos. Ahora simplemente encendemos la luz, buscamos la ropa, nos vestimos y balbuceamos sílabas sin sentido antes de despedirnos. Tú cierras la puerta. Y yo espero al ascensor. Al maldito ascensor que no llega. Al maldito verano que no pasa.

domingo, 22 de julio de 2012

NO ES TAN DIFÍCIL

En realidad, no es tan difícil. Quiero decir que tú sabes la distancia más corta entre tú y yo. Pero sobre todo sabes de sobra los atajos para llegarnos, vencernos y secarnos. Hay resacas que duran el tiempo justo para soltar el móvil antes de decir lo que ya imaginas. Y que es mejor no decir. Aunque lo sepamos los dos. Un tren, un autobús, un taxi, o andar a las 6 de la mañana desde Torneo hasta Triana, son formas jodidamente extremas de repasar tu nombre con otro acento. De incluirnos en las luces de la avenida porque ya es la única manera que tenemos de follarnos sin que duela. Hay resacas también que aparecen sin previo aviso cuando al destaparme tengo aún más calor. Y doy vueltas en la cama moldeando las palabras que van de la persiana al colchón, y del colchón a no sé qué mierda de sitio, pero es un sitio que te es familiar. Hay resacas que confluyen en una piel ajena que te acoge como si estuvieras en casa. Aunque no sea capaz de cerrar los ojos. Y repase de memoria los escalones. Y me acuerde del color del ascensor que nos sube y nos baja a desritmo. Y me acerque al espejo para ver si realmente este gilipollas que hay enfrente soy yo. Y por supuesto que lo soy. Hay resacas como abrazos rotos, tú aprietas y yo no siento nada. Como botas desgastadas que avanzan en una despedida. Como ventanas cerradas para que tu suavizante invente otro pasillo. Hay resacas que parecen que nunca van a terminar. Y la tuya es una de ellas.

martes, 17 de julio de 2012

-10 GRADOS FAHRENHEIT

Creo que era en Reikiavik. Aunque podría haber sido Bruselas perfectamente. Creo que había calles menos frías que tus manos cuando buscaban algo por mi espalda. Algo que no supe si encontraste. Algo que probablemente nunca existió. Creo que hablamos de mudarnos a algún sitio cubierto de nieve pero nos negamos a hacer las maletas. Creo también que tu champú improvisó una melodía al piano mientras me enseñabas el camino a no seguir. Creo que investigamos otras formas de congelar orgasmos sin que temblara el suelo. Pero no era lo mismo. Creo que tu pintalabios hizo un desvío desde mi yugular hasta la parada de autobús más próxima. A cualquier cosa con alcohol. Creo que cerramos puertas por no abrir ventanas. Por no tener algo en lo que pensar después de habernos quedado con lo puesto. Qué desastre. Tú y yo, aquí, sin armas para defendernos. Sin palabras que nos abriguen. Sin cojones que nos mantengan en pie una vez más. Creo que llovía. O éramos nosotros. No sabría decirlo. Creo que tu bufanda era una autopista a -10 grados Fahrenheit. Es como mejor nos medimos. Creo que hubo señales para no coger ese ascensor. Para agarrarnos bien a la baranda de la escalera y llevarnos la longitud exacta de los escalones en la espalda y en las rodillas. Creo que nos quedamos sin comida y así volvimos, flacos y llenos de mordeduras que iban desde los pulmones a las tarjetas de crédito. Creo que volvimos. No recuerdo si al punto de partida o a casa. Pero volver, volvimos. Y creo también que nos preguntaron si nos quisimos. ¿Querernos? ¿Nosotros? Lo que nos faltaba.

miércoles, 11 de julio de 2012

AL FINAL, LOS "PATRIOTAS" SON LOS QUE MÁS JODEN AL PAÍS

Por aquel entonces, cuando el gobierno de Zapatero propuso adoptar medidas similares a las que está tomando ahora el PP, Mariano Rajoy se opuso a ellas. Argumenta cuando se le dice esta contradicción que la situación que ellos pensaban que había era distinta a la que se encontraron. Bueno, explicarle a Mariano Rajoy que incluso la gente que no estábamos ni en el parlamento ni en Moncloa, sabíamos cómo estaba la situación. Y si no tenía conciencia –que por cierto, no la tiene de ningún tipo– de ello, no debería de haberse presentado ni tan si quiera a las elecciones. Con la edad que tienen ¿aún no han entendido que es mejor prevenir que curar?; aunque ellos, según hemos visto, son más de cinismo, de demagogia barata, y de que se vaya el PSOE sea como sea. Y en esto último, le doy razón a medias. El PSOE tenía que irse sí o sí, pero no a costa de mentir sobre algo tan objetivo. Dicho esto, hoy han presentado el resto de recortes. O mejor dicho, han seguido recortando los recortes previos. Y hay como cien vídeos y otras tantas notas de prensa diciendo que bajo ningún concepto harían lo que finalmente han hecho. Si tuvieran dignidad y vergüenza, dirían como el rey: “Lo siento mucho, no volverá a ocurrir” –con esto no quiero decir que él tenga dignidad y vergüenza, no se me malinterprete–, y no se repararía nada, pero al menos se pide perdón. Aunque el rey a quien debería de haber pedido perdón primero es a su mujer –que tal vez lo hizo, no vivo con ellos, aunque me extraña, si duermen en habitaciones separadas, dudo que se pidan perdón, a estas alturas–. Pero ése es otro tema. El tema principal es que nos toman por gilipollas, y eso es algo obvio. Y al final tendremos que hacer lo mismo que hicieron en Islandia. Tampoco estaría mal explicarle el significado de palabras como honestidad, compromiso, justicia y traición. En las crisis, los políticos normalmente hacen justo lo contrario de lo que hay que hacer para salir de ellas. Pero eso explícaselo a ellos. También es contradictorio que la gente se sorprenda por las acciones del PP, sinceramente, ¿qué coño esperaban que hiciesen? ¿Pensaban que Mariano Rajoy tenía una varita mágica para sacarnos a todos de la crisis con la oposición demagógica, irreal y absurda que hizo? Qué esperar de un presidente como Rajoy que dice que “su obligación es estar en la final de la Eurocopa”. No Mariano, no. Tu obligación es simplemente hacer algo efectivo para salir de la crisis. No ir a ver un partido de fútbol. ¿De verdad pensaban que con tipos como Wert, De Guindos o Saenz de Santamaría iba a pasar algo distinto –si no peor– de lo que pasó con el resto de incompetentes del PSOE? Me gustaría ser tan ingenuo como esa gente. Me gustaría ser tan “soñador edulcorado”. Pero no lo soy. Y a mí, que no tengo colgada la bandera de España en mi balcón, que no lloro ni me pongo la mano en el pecho cuando suena el himno nacional, que no desprecio a los que no se sienten españoles, a mí no va a venir ningún imbécil ni ningún fantoche a darme lecciones de patriotismo barato y artificial por no hacer esas cosas. Porque si yo hubiese estado en la oposición en ese momento, hubiese apoyado ciertas decisiones que se han tenido que tomar mal y tarde, y con daños multiplicados por cien, sin tener en cuenta quién las decía. Simplemente había que tomarlas. Porque eso es velar por un país y quererlo. No la mierda que han hecho PSOE y PP. No es colgar una bandera ni ponerse la mano en el pecho cuando suene el himno. Y es curioso, que aquellos del PP que son tan “patriotas”, en lugar de pensar en los intereses de su país y que tanto defienden los colores de su bandera, tan sólo mirasen los colores de su partido político en vez de apoyar las medidas adecuadas. Pero claro, tal vez con eso, no hubiesen ganado las elecciones. Porque en el fondo, el país es lo de menos. Lo que importa de verdad son los votos porque así les quedan sueldos vitalicios. Es curioso que esos “patriotas de pura raza”, sabiendo que iban a joder al país, lo hicieran. Un aplauso por ellos. Si ser patriota es eso, efectivamente, no soy patriota. Prefiero ser honesto.

lunes, 9 de julio de 2012

SCHOPENHAUER Y EXPLOSIONES CONTROLADAS

Por la ventana derecha del avión vuelan las rutinas que hacemos, sin apenas darnos cuenta. Como poner la lavadora con la cantidad precisa de suavizante para reconocer tu ropa antes del centrifugado. Como concentrarme en el ruido que hace el lavavajillas y adivinar cuándo tu taza favorita está lista. Como llamarnos a cualquier hora y enterarnos a la primera aun teniendo el móvil en silencio. Aun cuando estamos fuera de línea y establecemos conexiones inalámbricas. Un día tenemos que explicárselo a algún ingeniero informático japonés. Aunque no sé si llegará a entenderlo. Como la arena que hemos fabricado en el pasillo para vencer a las olas que no llegan hasta aquí. Para confundir a la marea que lejos de subir o bajar, simplemente hace imborrables las huellas que hacemos al bajar los pies de la cama. O como las explosiones controladas que ocurren cuando no tenemos previsto actualizar el color de los ojos después de una tormenta de verano perfecta. Pero sin duda, lo que no es negociable es no hacer líneas perpendiculares entre Schopenhauer y tu pelo mojado al salir de la ducha. En resumen, tienes que dejar de hacerlo. Tienes que parar de masturbarme el puto corazón porque al final voy a ponerlo todo perdido. Y eso nunca nos gustó ni a ti ni a mí. Y eso no sale después. Dime ¿qué coño hago yo con esas manchas en las paredes internas de las costillas que me recuerdan a ti todo el tiempo? Tienes que parar de hacerlo porque lo voy a poner todo perdido. Y no creo que los kleenex sirvan esta vez.

sábado, 7 de julio de 2012

LOS TIPOS DUROS NO BAILAN. POR ESO BAILO CONTIGO

Puedo acordarme de ti entre Haydn y el asiento 8 de la fila 17. Entre el último polvo y la canción que empezaste a tararear mientras bajábamos por el ascensor. Mantener las distancias es fácil cuando hay mil formas de hacerlo. Mal, pero de hacerlo. Nuestras contradicciones, en el fondo, tienen una lógica aplastante. Pero ya lo sabes, sólo en el fondo. Puedo acordarme de ti justo antes de meter tercera y justo después de mirarte por el retrovisor y ver a alguien distinta porque tu reflejo se parece a ti pero no termina de ser tú del todo. Puestos a acordarse, acuérdate de esta frase para más adelante. Puedo acordarme de ti en el primer trago de whisky y en el penúltimo escalón para volver a casa y no sé qué es peor. Pero prefiero seguir diciendo por lo bajo el título de aquella novela de Mailer “Los tipos duros no bailan”. Por eso bailo contigo. O lo dejamos en que me acerco a tu abdomen y ya están resueltos gran parte de los conflictos de Occidente. Puedo acordarme de ti al ver unas luces de neón del mismo color que el de tus uñas y al arañar con la barba a alguien a quien tampoco le importa mucho eso. Pero joder, puedo acordarme de ti al girarme en la cama y ver que aunque pensaba que eras tú, que aunque me llama de la misma forma que lo haces tú, que aunque duerme con la misma poca ropa que duermes tú, que aunque me pregunta las mismas preguntas que tú, y que aunque me habla de Muñoz Molina igual que tú, no eres tú del todo. Mil veces me he dormido contigo y me he despertado con alguien que no eras tú. Porque eso, al final, de un modo u otro, siempre se nota.

jueves, 5 de julio de 2012

INTRODUCCIÓN DE UN VERANO QUE VIMOS DESDE DICIEMBRE

En mi ropa arrugada en la silla resalta el precipicio hacia algo que tiene que ver contigo. Porque con esta resaca son perfectas tus posturas al dormir. Aunque yo no pueda. Aunque seas tú quien duerma por los dos. Y yo compruebe de qué están hechos tus sueños cuando me golpeas con la pierna y no pasa nada, porque como te dije, no estoy dormido. Entonces sé que estás corriendo de algo, que no estás contando las estupideces que te dije ayer y que tenemos tiempo de sobra para pensar todo lo que no vamos a ser mañana. Con esta resaca no hay desayuno que mejore la digestión que nos hicimos primero encima, luego abajo, después en el suelo. O algo así. He cambiado el título dos veces. La primera porque no hablaba sobre lo que hablo, y la segunda porque hablaba demasiado sobre ti. Si la cama fuese un poco más grande no haría falta trasladarnos al piso de arriba en noches bisiestas. ¿Para qué vamos a ser algo mañana? ¿Para qué vamos a cambiarle las pilas al mando a distancia? Si Bon Iver sigue sonando a modo de introducción de un verano que vimos desde Diciembre. Como dice Luis García Montero “Lo que ocurre en las nubes, ocurre también en nuestra casa”. Y seguimos preguntándonos por qué conservamos cosas que ya no funcionan: vídeos vhs, cintas de cassette, una máquina de escribir o nosotros. Tal vez por nostalgia. Tal vez porque no sabemos dónde tirarlas.

miércoles, 4 de julio de 2012

COORDENADAS DESCONOCIDAS

Entre grabaciones express y un calor radiactivo, aprovechamos para refugiarnos en trincheras que sólo aparecen en tu gps. El eslabón entre ambos podrían ser mil cosas pero no lo es ninguna. No está mal aprender cuál es tu punto débil por ensayo-error. No está mal tampoco que palabras que casi ni oigo, resbalen por mis oídos como dos imprevistos por el Niágara. Aprovechamos para cerrar ahora que los dos estamos dentro. Aprovechamos ahora que ninguno está fuera. Y eso es de agradecer. Y nos lo agradecemos de la forma más sutil: sin decir nada. Tampoco es cuestión de dar más detalles. Diré lo imprescindible: el incendio fue aumentando y los cristales sonreían. Tampoco importaba una mierda si la espiración y la inspiración iban en el orden correcto. Tampoco importaba si tú o si yo. Y entonces no supe si seguir tocándote o si mudarme al asiento trasero hasta nuevo aviso. Lo que sí supe en esas coordenadas desconocidas, en esa luz de la farola que alumbraba con la graduación exacta, es que nunca he visto nada brillar tanto como tú después de correrte.