sábado, 2 de junio de 2012

TIENES TÚ VENTAJA

Tienes tú ventaja. Cuando te hablo de Tokio, en realidad, piensas en nosotros andando colocados y desnudos por Nueva Orleans. Volcando y volcándonos hasta no dejar ni dejarnos nada para situaciones de emergencia. Tienes tú ventaja. Cuando convierto la luz que le sobra al cuerpo que me das y me destruye. Cuando necesitas sólo “yo voy con lo puesto” para darle sentido a todas las noches inútiles en taxis, habitaciones frías y nombres sin caras. Para reagrupar fracasos y aleccionar mis puntos débiles en la segunda página de tu pasaporte. Tienes tú ventaja. Hasta el próximo invierno. Hasta la siguiente pregunta sin respuesta. Hasta hablando del tiempo hablamos de algo parecido al “amor”. Quiero decir, que tú hablas y yo habito un espacio absurdo que tiene que ver contigo. Para revivir y matarme a sílabas cuntadas mientras los cereales desaparecen poco a poco de tu taza de leche. Tienes tú ventaja. Del café caducado en la encimera que prefiere olvidarse de ti. Del lunar sin propiedad privada que hipnotiza mi frecuencia cardíaca al ritmo de tus pasos descalzos. Tienes tú ventaja. Pero de repente se equilibra cuando te digo que podemos avivar el fuego hasta el extremo de volvernos irreconocibles. Hasta el punto de preguntar ¿Quién soy? ¿Quién eres? Podemos avivar el fuego. Pero luego no digas que no te lo avisé. Tienes tú ventaja. De los aeropuertos blindados con nuestros “adiós para siempre” que significan “nos vemos mañana a la misma hora”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario