martes, 12 de junio de 2012

SIGUE UN POCO MÁS

Sigue un poco más. No va a servir para nada, ¿y qué? Tú sigue un poco más. Porque lo poco que queda es suficiente. Déjame a mí elegir mi mierda. Sigue un poco más. Hasta que quieras parar. Hasta que te diga que pares. Hasta que se acostumbre la vista a la oscuridad. Lo normal, lo lógico, lo apropiado, lo común, lo llevadero, lo habitual, la calma. Si pidiera eso, si necesitase eso; no nos hubiésemos conocido en la vida. No valoro si hubiese sido mejor o peor. Simplemente digo lo que digo. Y digo que lo opuesto a nosotros no somos nosotros de espaldas. Lo opuesto a nosotros somos tú y yo cuando no tenemos cojones de apagar el televisor y mover los muebles, por si nos borramos las huellas de ayer. Sigue un poco más. No mucho. Pero un poco más. Hasta que salte el contador de la luz y nos corten el agua. Hasta que se acumulen las facturas y nos quedemos sin chicles y sin preservativos. Hasta que aprendamos a decir en braile “no te vayas, cabrón/a”. Hasta que los sueños mojados nos sequen los ojos cuando nos miremos y no veamos nada. Sigue un poco más. Porque si paramos podríamos encontrar una solución a este desastre. Y eso sí que sería un problema.

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