sábado, 3 de marzo de 2012

LO LLAMO ASÍ

Si follas bien, da igual cómo beses. Si besas bien, importará un carajo el color de nuestros ojos. Aunque los míos serán del color de tu pintalabios. Es lamentable. Mis pulmones son sonámbulos de tu respiración. Lo inédito de tus labios, es lo equívoco de mis versos. Si llueve, sonreiré cuando adivine entre las cenizas la señal del paraguas que no llevas. Si retrocedes, estaremos en el mismo sitio. Ya lo explico Ángel González: “Hay que ser muy valiente para vivir con miedo./Contra lo que se cree comúnmente,/no es siempre el miedo asunto de cobardes./Para vivir muerto de miedo,/hace falta, en efecto, muchísimo valor”. Después de esto, sobra la poesía. Y todas las malditas palabras que he escrito, escribo y por supuesto, escribiré. Después de ti, pasa lo mismo. Y te digo que echan una película a las 22:00 en Nervión, que podemos ir a cenar a un Mexicano que hay al final de Torneo, que Viena estará de puta madre, pero no tendrá tus encantos, que esta camiseta no termina de convencerme, que el destino de este avión es coherente si mi billete es el 14B y el tuyo el 14A, que es la última vez que dejamos para mañana los polvos de ayer, que siempre llego tarde cuando eres tú quien me espera, y que aunque lo niegues, estás muchísimo mejor sin el sujetador. Conmigo pasa justo lo contrario. Pero ya puedo decir misa, que al final, haremos lo que tú digas. Y me gusta. No me gusta perder. Pero me gusta que me ganes. Una vez. Y otra. Y una vez más. Y volvemos a quitarnos la ropa. Y vuelvo a pedirte la revancha. La gente lo confunde con amor y otras mierdas. Nosotros no lo confundimos. Lo llamamos así. De esta forma absurda y extraña en la que no hace falta nombrarlo. En la que queda jodidamente claro a lo que nos referimos.

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