Cada maldita canción de ese grupo taladra una a una las neuronas
que se activan con tu puto nombre. Joder, cómo pesa agosto sin tus piernas en
mis hombros. No sólo rompieron las olas en tu espalda. ¿Ves algo que esté en su
sitio? Yo veo Ray Donovan por dejar de mirarte entre campañas de tráfico y
reuniones con inmobiliarias. A las 7 de la mañana se puede odiar al mundo para
siempre. O a ti. Pensé que eras una fiera eléctrica y al final, lo escupiste
igual. Llevas el insomnio y la rabia de quien sólo pretendía follarse la
felicidad que salía por tus pies. Ayer retorcí una nube de humo que echaba de
menos mejor que tú. ¿Ves algo que esté en su sitio? Tú, sin embargo, sigues
intacta como una saltadora olímpica después de un salto perfecto. La ejecución
fue brillante. Tu sonrisa después del desastre también. Y eso fue todo lo que
pudiste ofrecer. Ahora, como ves, nada está en su sitio: tú mirando el impacto desde
arriba, yo en el suelo preguntándome dónde coño está la red que prometiste.
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