domingo, 22 de mayo de 2016

TAROT Y FÓRMULA 1


Son las 3:24 de la mañana
y acabo de llegar a casa.
Hay una polilla en la habitación
que no soy capaz de echar fuera.
En la televisión ponen programas
del tarot y Fórmula 1, que en realidad
no es Fórmula 1, es algo parecido.
Dejo la Fórmula 1, que no es Fórmula 1
mientras pierdo de vista a la polilla.
Hoy estabas radiante, en serio.
A pesar del calor y de las prisas,
te quedaban genial los vaqueros
tobilleros que sabes que odio
y esas zapatillas azules
como lujuria contenida.
Estoy convencido de que la polilla
también se acuerda de ti.
Estamos en la misma ciudad
y he bebido por ti, por mí y por la chica
que no sabe tu nombre
pero que me compadece porque lo imagina.
Aparece de nuevo la polilla
y ya no puedo más. Es insoportable
el sonido de las alas y echarte de menos
a oscuras. No te lo recomiendo.
Te echo de menos, no sé si lo he dicho
pero lo repito, por si acaso.
La polilla no se ha ido
y yo te extraño como nunca.
Probablemente porque me has vuelto
a dejar como siempre.

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