jueves, 18 de octubre de 2012

NO DIGO QUE NO LLUEVA

Creo que el próximo abismo no lleva tu nombre. Creo que el último beso no fue “ahí”. Creo demasiadas cosas pero apenas creo en nada. No digo que no llueva. Digo que todo se transforma y a veces hacer autostop quiere decir que no quiero que me recojas tú. Estas marcas no son tuyas aunque interpretan a la perfección a las que dejas cuando te olvidas de controlar el volumen. Este último toque mata y remata casi igual que el tuyo, sólo que no es lo mismo. Esto que le digo a ella es justo lo contrario que lo que te digo a ti y ambas cosas son mentira. Encuentra la letra que falta. Creo que la siguiente parada expira en diez segundos. Creo que Lisboa se parecerá demasiado a ti. Creo en la paz mundial cuando te corres pero no creo ni en el psicoanálisis ni en Dios. Uno tiene sus manías. No digo que no llueva. Digo que he hecho dos cafés en mi vida y ninguno era para mí. Pon el calificativo que quieras. Pero ponlo. Anticipo el invierno en tus pezones simplemente por tener un lugar seguro para cerrar los ojos. El mando a distancia no es un atajo electrónico que recompone los escalones de tu portal. Y nuestra mejor bienvenida siempre es un abandono. Qué te voy a contar que no sepas. Creo que el frío no entra por la ventana, sino por mi almohada empapada en tu champú. Creo que voy a tirarla antes de que recapacite y la deje aquí, y no sepa por qué coño sueño con tormentas que saben a fresa. O algo así. No digo que no llueva. Sólo digo que no nos mojamos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario