miércoles, 4 de julio de 2012

COORDENADAS DESCONOCIDAS

Entre grabaciones express y un calor radiactivo, aprovechamos para refugiarnos en trincheras que sólo aparecen en tu gps. El eslabón entre ambos podrían ser mil cosas pero no lo es ninguna. No está mal aprender cuál es tu punto débil por ensayo-error. No está mal tampoco que palabras que casi ni oigo, resbalen por mis oídos como dos imprevistos por el Niágara. Aprovechamos para cerrar ahora que los dos estamos dentro. Aprovechamos ahora que ninguno está fuera. Y eso es de agradecer. Y nos lo agradecemos de la forma más sutil: sin decir nada. Tampoco es cuestión de dar más detalles. Diré lo imprescindible: el incendio fue aumentando y los cristales sonreían. Tampoco importaba una mierda si la espiración y la inspiración iban en el orden correcto. Tampoco importaba si tú o si yo. Y entonces no supe si seguir tocándote o si mudarme al asiento trasero hasta nuevo aviso. Lo que sí supe en esas coordenadas desconocidas, en esa luz de la farola que alumbraba con la graduación exacta, es que nunca he visto nada brillar tanto como tú después de correrte.

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