jueves, 13 de septiembre de 2012

AHORA VIENE CUANDO

Ahora viene cuando nos damos cuenta que nuestras cenizas queman mucho más que cualquier fuego al que nos hayamos expuesto. Esto es fácil de asumirlo. Algo más complicado de desplegarlo en secuencias vivenciales contundentes e irreversibles. Quiero decir, de llevarlo a cabo. La peor arma es saber dónde duele. Da igual que yo lleve una armadura blindada, una espada y una jodida hacha, y tú vayas desnuda y sin armas –esto es discutible– si sabes dónde lo destrozas de verdad. A mitad de camino entre el olvido y este tinto con absenta, que sabe a césped aromatizado, hacemos recuento de toda la mierda que nos echamos en cara. Y curiosamente, la mayor mierda nos la guardamos dentro. Justo entre lo que pensamos de verdad y el dejarlo pasar hasta nuevo aviso. Ahora viene cuando ni yo te pido que aterrices ni hay pista para hacerlo. Aguantaremos hasta que se agote el combustible. Que a veces es gasolina y otras, energía dérmica. Tarde o temprano vamos a deslizarnos por otras personas para llegar al mismo lugar estúpido en el que estamos ahora. Me conformo con no llegar a ti. Ni en el sentido más disfuncional de la palabra ni en ningún otro. Entré en el probador de la tienda que más odio mientras discutías con la dependienta, y sin explicar nada, supe que ni te convencía ni me convencía. No sé por qué me probé esta camisa si desde el principio sabía que no iba a quedarme bien. Nos parecemos a esta camisa. Y a esos vaqueros arrugados de la esquina. Y a esa percha doblada en el suelo. Y a todo lo que no se puede reparar, en resumen. Hace tiempo que no “nos” necesitamos. Pero eso aún no lo sabemos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario