jueves, 6 de diciembre de 2012

CALL ME ON YOUR WAY BACK HOME. I AIN´T NOTHING NEW

No tengo rituales para celebrar aniversarios felices pero sí para celebrar aniversarios desastrosos. Tampoco soy asequible cuando la situación es sencilla aunque soy jodidamente fácil si lo vuelves complicado. He perdido el autobús. Y una señora mayor se sienta en la parada dejando un asiento libre entre los dos. Así que voy a continuar. No soy la solución a ninguno de tus problemas. Creo, incluso, que soy un problema más que se destiñe en los días de lluvia. Los miedos que tengo no se resuelven en las páginas amarillas aunque sí con un Jim Beam con Coca Cola. Dices que corro demasiado con la moto y con el coche. Velocidad sin control es verte desnuda. Pero eso es imposible explicártelo. No soporto el frío y a veces, a ti tampoco. Pero no cambiaría el invierno por ninguna primavera radiante, ni a ti tampoco. Pienso demasiado lo que te digo porque para sudar no hacen falta las palabras. Y al final, siempre queda lo que decimos. No sé disimular los días en los que te odio con mis ventrículos y mis aurículas. Y por suerte, tú tampoco sabes hacerlo. Satisfacerte de madrugada en las noches de alcohol es lanzar una moneda al aire y que sea lo que Dios quiera. Por eso siempre llevo dos tabletas de chocolate para que la Serotonina y el azúcar terminen lo que yo empecé. Y como bien dijiste “Las comparaciones son odiosas”. Con el chocolate no se puede competir. Sabes también que a diferencia de los hombres de verdad, nunca me visto por los pies. Eso lo dejo sólo para cosas importantes como desnudarme o salir corriendo. No todo lo que escribo es verdad aunque sí todo lo que te escribo mataría porque fuese mentira. Igual que mataría porque esto que tenemos tú y yo lo fuera también. Sin embargo, cada maldito día te encargas de hacer lo contrario. Pero todo esto probablemente ya lo sabes. Por eso sigo sin entender como a pesar de todo, sigues aquí todavía.

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