sábado, 9 de febrero de 2013

INTERFERENCIAS CON TU CUERPO



Probablemente ahora ella esté follando con otro tipo mientras son las dos de la mañana y no se me ocurre nada mejor que inmolarme con Gil de Biedma. Y lo cierto es que no me cambiaría por ese tipo. Aburre lo conmovedor que es sentirse vulnerable cuando alguien te dice cualquier gipollez como “ayer me acordé de ti”, “quédate a cenar” o “me gusta tu camiseta de John Lennon”. Aburre cuando en la acera están las iniciales de todos tus dientes por todas las hostias que te has dado. Existe también la belleza de no sentir nada. Esto seguramente no se entienda, por eso no voy a perder el tiempo en explicarlo. Por mí, finalizaría ya este texto. No es la primera vez que sería un “finalizador precoz”. Pero voy a continuar, sin razón aparente. Durante la noche todo se magnifica. No sé cuántas veces pensé a las cuatro de la mañana que la chica con la que estaba en ese momento podría “volarme” la cabeza sin apretar el gatillo. Aunque sí sé las veces que me equivoqué: todas. Es mejor darse cuenta al día siguiente que a los dos años. Pero cada uno tiene sus manías. Las mías hacen interferencias con tu cuerpo desnudo en mi memoria. Rebotan como muelles de cristal con miedo al contacto. Esto es algo raro. Pero es agradable. Probablemente aún sigas follando con ese tipo. Así que tendré que continuar yo también. No le busques la lógica ni tampoco la doblez que falta. No se me olvida la maldita marca de tu dentífrico. La del mío soy incapaz de recordarla. Tengo que estar un buen rato mirando cada uno y al final, siempre es por eliminación. Igual que tu champú. Tu jodido champú que como una droga de diseño va envolviendo, más que para regalo, para una recuperación masiva de las neuronas que hablan de ti y que están en mi Guantánamo particular. Y que no se mueran las hijas de puta. Hoy no quiero estar contigo, te lo juro. Cuando digo hoy, quiero decir también, desde hace un tiempo. Pero se hace raro atravesar la noche sin varios preservativos menos, con tu forma peculiar de abrirlos. Sin tu “ayer me acordé de ti”, “quédate a desayunar” o “me gusta tu camiseta de John Lennon”. ¿En qué mierda me has convertido para que se me hagan raras estas cosas?

2 comentarios: