miércoles, 22 de agosto de 2012

MÁS DE DIEZ SEGUNDOS

Esta conexión que tenemos tú y yo, es curiosa. Puede soportar las gilipolleces y las putadas más feroces. Sin embargo, no es capaz de aguantar mirando cómo te pintas las uñas. Enlazamos estaciones y portadas de discos de los 70. Tienes un póster igual que éste. Tienes una forma de matarme igual de absurda que los chalecos salvavidas de los aviones. Hablando de aeropuertos, hace dos horas que nos despegamos uno del otro sin billete de vuelta. Y entonces es maravilloso cuando no eres tú la que anda desnuda por la habitación, cuando no coges esos cereales ni esa taza, cuando no me preguntas cosas que no sé, cuando no son tus dientes los que viven en mi hombro. No te imaginas lo maravilloso que es esto. Cuando la que me pide que me vaya o que me quede no eres tú, cuando hago cena para dos sin ti, cuando Julio Cortázar convive con nosotros sin decir tu nombre. No te imaginas lo maravilloso que es esto. No me gusta esperar. O concretando un poco, no me gusta esperar, ni esperarte, ni que me hagan esperar. Aunque te dije mil veces la frase de la canción de Calamaro “No me gusta esperar pero igual te espero”. Por eso, esta vez ha caducado. Esta conexión que tenemos tú y yo, es curiosa. Puede soportar las gilipolleces y las putadas más feroces, y por supuesto la lluvia. Sin embargo, no es capaz de aguantar la puta felicidad durante más de diez segundos.

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