martes, 18 de abril de 2017

LO TERMINAS JODIENDO


Nadie sabe de qué hablo cuando hablo de ti. El barro congelado de tus tacones. Caminar sobre tus huellas. Mi torpeza para desvestirme mientras te muerdes el labio. La vida que se queda corta. Porque echarte de menos es la forma fácil de decírtelo. Y lo sencillo siempre se puede hacer mejor. Nadie sabe de qué hablo cuando hablo de ti. El apartamento a oscuras. Tu perfume goteando en el cristal. Tus piernas como cadenas en mis costillas. Hablarte en sueños sobre cometas y edificios abandonados. Porque el telediario suena de fondo mientras tus pies descalzos analizan todo lo que odiamos alguna vez. Noticias sobre Siria, Trump, Putin, la Gürtel, Dybala, Isco y este calor infernal en abril. Y es que nadie sabe de qué hablo cuando hablo de ti. Llevo varios días pensando cómo terminar este texto. Siempre me decías que la mejor manera de acabar las cosas era: de repente, sin avisar, de un golpe seco. Para que duela menos. Los cojones.

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