Lo único que
puedo decir
es que a veces,
sigo despertándome
con el universo desorientado,
deshaciéndose
entre mis dientes
por tu maldita
costumbre de incendiar
mis sueños raros.
Intento tocar lo
menos posible
el futuro que no
tendremos y encajar el golpe.
El domingo va
avanzando
y empieza el
problema: tu cuerpo flotando
en el salón como
un tanque de guerra
que busca un
abrazo.
Lo único que
puedo decir
es que el margen
de mis resacas
coincide con el
último paraíso de tu espalda,
arrasando como
un caimán sin memoria
todo lo que
nunca dijiste.
Y tú estarás
bien. Siempre estuviste bien.
Con el tiempo
justo para no quedarte demasiado.
Con el tiempo exacto
para no irte completamente.
Y tú seguirás
estando bien.
Lo único que
puedo decir
es que olvidarte
no está mal,
para qué mentir.
Pero que te
acuerdes de mí
en cada tormenta
es lo que más se parece
a un orgasmo en
diferido.
Aunque estés con ese capullo.
Aunque por supuesto, sigas estando bien.
No hay comentarios:
Publicar un comentario