Un cable cuelga a tres metros de mi ventana, en el vacío, y creo
que hay demasiado hidrógeno a mi alrededor. Un ejemplo de desierto son las
horas en las que sigues despeinada y no consigo viajar a través del tiempo o de
tu tanga. Los ladrillos desgastados intuyen la tormenta cuando sube el ascensor.
¿Te quedaste aquí toda la noche? Fantasmas y electrodomésticos iban de
puntillas en mis pesadillas antes de pensar en ti. He perdido el cargador del
móvil y ahora no sé cómo buscarte. Pero estoy seguro de que el tiempo mejorará
y podré ver tu cicatriz perfecta. La perfección puede ser un vaso de agua vacío
o la penúltima sonrisa en la ruleta rusa. Quiero llevarte a algún lugar donde
el hielo nos haga compañía sin hacer preguntas estúpidas. Quiero que se fundan
las luces y oírte gemir en todas las habitaciones. Quiero que me estallen los
tímpanos y que al verte, me sangre la nariz. En la próxima página te digo lo
que no quieres saber. Creo que lo mejor es no hacer más preguntas. Tú tienes
razón. Y yo unas botas rotas que sueñan con tus pies. ¿Lo ves? Todo es mucho
más fácil de lo que piensas. Sólo hay que pedirlo, o como hiciste tú: llevarme
sin preguntar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario