lunes, 16 de noviembre de 2015

NÚMERO DEL PARKING


Borré tus fotos una detrás de otra,
sin importar cuándo ni dónde.
Fueron cayendo como gotas de café o de semen
                                      sobre el papel.
Acuérdate de tu nombre y del número
del parking, puede que lo necesitemos.

Me gusta cómo sabe tu perfume
pero tu lencería me ayuda más. Mucho más.
Es opaco el domingo aunque tus labios
se abran sin importarles cruzar los límites.
Tus dientes me obligan a resucitar,
escupiéndome motivos demasiado convincentes.

Es más interesante matar a Dios
que asesinar en su nombre.

Mientras bailamos,
los ojos te cambian de color.
Ya te lo dije: “Tokio ya no nos quiere”
nos olvida demasiado pronto.
¿Qué más podemos decirnos
después de leernos a Clementine Von Radics?

Estoy dudando entre volcanes
y las uñas despintadas de tus pies.

Nunca supe hacerlo bien.
Nunca pretendí conseguirlo.
Quererte supone odiarme
hasta donde no te imaginas.
Pero no sé hacer otra maldita cosa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario