domingo, 22 de febrero de 2015

LO PEOR DE TODO

Lo peor de todo es que consigues que el tiempo no pese, sin que ocurra nada. Da igual ver “Sálvame” o leer el “Marqués de Sade”. Deberían de crucificarme por esto. Tu saliva es jodidamente convincente incluso cuando no me toca. Nunca me has visto con gafas ni bañándonos en el peor tequila del único chino que quedaba abierto. No estuvo mal, todo hay que decirlo. Tú y yo, me refiero. Pudo haber sido mejor y también pudo habernos jodido la vida y ser para casi siempre. Lisboa, Florencia, Estocolmo, Madrid, hay ciudades que escapan de tu forma de romperlo cuando no hay nada que perder. Lo peor de todo es que te creo cuando no lo dices. Tengas las uñas pintadas o no. Amagando con echarte el pelo hacia otro lado. Ya sabes lo que se me viene a la cabeza cuando haces eso. Ya sabes también que el vecino de enfrente es lo de menos. De vuelta en la grúa, el conductor me habla y sólo pienso en tu maldito nombre al revés. No suena mal. Atiendo durante tres segundos a la conversación y me dice que parece que es de la batería pero que no está seguro. Yo tampoco. Me pregunta a qué dirección vamos. Imagina por un momento que me presento en tu portal con este señor, con la moto cargada en la grúa y con unas ganas de tirarte al suelo que da vergüenza admitirlo. Imagina que no hay una puta diferencia entre tú y las demás. Que viajar con ellas es lo mismo que viajar contigo. Imagínalo y verás cómo lloro de felicidad. Nunca me has visto intentando no recordarte ni negociando qué número de tu móvil borro primero. Lo peor de todo es que te creo que cuando lo dices. Cualquier cosa. A cualquier hora. Lleves ropa o no.

No hay comentarios:

Publicar un comentario