jueves, 14 de mayo de 2015

CUANDO ESTÉN SECAS LAS PILAS DE TODOS LOS TIMBRES


Recuerdo el mensaje que me mandaste cuando teníamos 16 años: “La forma de querer tú es dejarme que te quiera” (Pedro Salinas). Nos explicábamos a través de Pedro Salinas y eso tiene sus consecuencias. Recuerdo, incluso, lo que estaba bebiendo, Ballantines. Ahí empezó todo. Ahí se deshizo todo también. Llevaba por cierto, una camisa celeste enorme. Toda la ropa a esa edad es para quemarla. Es complicado explicar cómo te echaba de menos. Lo que echamos de menos cuando no nos hemos ensuciado, sabe a besos de heroína: imposible de detenerlo. Sin embargo ahora, apenas me acuerdo de ti. Quiero decir que siempre queda un tanga por el suelo en mi memoria o recorrer de madrugada zonas de Sevilla que ni sabíamos que existían, en busca de una farmacia de guardia. Lo típico, supongo. Pero a parte de eso, parece que no hubieras provocado terremotos en mis tripas. Y quién lo diría. Quién lo diría porque creo que nunca he odiado mejor ni he querido peor. A esa edad se acierta más de lo que se cree y se folla menos de lo que se dice. En las noches más jodidamente tristes de aquel verano alternaba Chavela Vargas con tangos de Gardel y de Discépolo. Los indies “cortavenas” no resistirían ni el primer estribillo de esto. Perdí todos los malditos CDs y me niego a escucharlos en Spotify. No es que vaya de hipster ni mierdas de esas, es que simplemente no me sale de los huevos. Otra opción es que ni siquiera estén. Te gustaba especialmente uno de Gardel: “El piano está mudo…que muy a menudo de todo te olvidas”. Te gustaba porque sabías que era verdad. Y por eso me gustaba y me jodía a partes desiguales. Obviamente, ganaba lo segundo. Así que hoy, por estupideces del destino o porque simplemente al salir del trabajo tuve nostalgia de algo y no supe muy bien de qué, me acordé de ti y de tu tanga negro. Sigue mordiendo mi estómago nuestra frase para reconciliarnos: “Cuando estén secas las pilas de todos los timbres que vos apretás (Discépolo)”, llama de un puta vez al mío, cabrón/a.

No hay comentarios:

Publicar un comentario