Sabes
dónde vivo y yo cómo duermes. No importa tanto pero las drogas en tu boca son
distintas. Cuando digo distintas quiero decir mejor. Y cuando digo mejor quiero
decir que para desafinar palabras siempre hay tiempo pero para calibrar los
cuerpos nunca es suficiente. En la décima sinapsis recogí tu ropa y te
encontré. Aún siguen temblando mi esternón y las paredes del baño del bar. Te
hablé del invierno con barba de varias escenas de Fellini. Y tu piel cambió de color. Y tu labio inferior me pasó evolutivamente de una forma que avergüenza
pero sienta jodidamente bien. Y cada dolor muscular es una forma diferente de
acordarme de ti sin tenerlo previsto. A horas en las que estaba seguro que no existías.
Porque de tus muslos para afuera no entiendo casi nada de lo que ocurre. Porque
si se trata de vistas, no hay comparación. Porque como tú dices “Porque sí”. Y no hay una explicación más convincente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario