TENGO
QUE RECONOCER QUE HAS HECHO UN TRABAJO FINO
Lo has tambaleado. O
has implicado algún jodido seísmo en mitad de la pesadilla. De cualquier forma,
no voy a formar pirámides para derribar o levantar puentes. Las tormentas no se
intuyen. Simplemente te metes en ellas. Entre lenguas y dientes con un síndrome
de desconocimiento absoluto cuando se trata de encontrarnos en el sofá. Dónde
mierda sea. Hay espejismos que se parecen a ti. Y tú eres el peor de todos.
Y
LUEGO, DOS FRASES
Y luego está Madrid, que
es difícil de explicar. Y de entender. Y de que no impacte. Si apuntas, sueles
dar. Aunque falles. Tienes esa maldita costumbre. Entre tus piernas se consume
la noche y yo. Yo y la noche. En el orden que quieras. En el órgano que
quieras. Voy a masticarte hasta que abras la puerta, la ventana y el
frigorífico. Vas a tragarme hasta que olvides de qué estaba hecho. No quiero
follarte. Quiero separar mis costillas y tus muslos. Quiero poner la tormenta
contra la pared y mirarte la lengua mientras dure la avalancha. Luego podremos
follar. O resucitar. O seguir matándonos de esta forma ácida, cruel y adictiva,
que nada tiene que ver con morirse.
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