lunes, 16 de enero de 2012

UNA RUTA MENOS

Está bien que me hables de acantilados y de comida para llevar. Así yo puedo imaginar folios en blanco con los que convencerte para que te quedes. Pasa un tren. Es raro ver gaviotas por aquí. Las escaleras mecánicas siempre se ponen a nuestro favor. Por eso, si quieres romper algo, no lo toques. Conmigo valen las dos opciones. Se va a romper igualmente. El reloj/termómetro marca las 17:42. Creo que lleva estropeado al menos dos meses. Han arreglado el jodido puente pero esto lo han dejado intacto. Miro el mío, que no tiene termómetro. Son las 5:40. Más o menos. No quiero recrearme mucho o estallará el cristal en cada unos de los grados que hace. Está bien que me muerdas el hombro y me preguntes si tengo sed. Así yo seré capaz de mojarme los labios sin nada o de echar gasolina pensando en ti. “Recogería la piel que gastas en los móviles táctiles para ordenar el frío de este puto mensaje. Para reventar el vacío de otros orgasmos cayendo al suelo, siguiendo tus pisadas”. Esto es lo mejor que puedo escribir a estas horas. No me lo tengas en cuenta. Un mensaje más. Una ruta menos. Y aún falta lo peor. Una jodida noche que no termina.

2 comentarios:

  1. Es raro ver gaviotas por aquí. El mar cae desde tu octavo piso y cuando llega abajo solo es sal.

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  2. Para mi, mi reloj siempre tiene la razón, aunque lleva algunos minutos de atraso,

    besosdulces*

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