Por alguna extraña
razón sigues desnuda en este apocalipsis descuidado y con anemia. Yo no dejo de
imaginar códigos de barra cuando nos corremos y todo desaparece durante dos
minutos. Y se retroalimentan y se sostienen los argumentos absurdos sobre
convivir sin ser consciente de ello. Mis neuronas están desbordadas por gramos
de tu cuerpo. Mis pies andan inseguros por el filo del espejo de tu armario. Y apago
la alarma para que sigamos sin dormir. Y muerdo las sábanas para memorizarte
con los dientes. Y la temperatura sube en tus pulmones. Y te repito la misma
frase mil veces hasta que ya no sabemos de qué estamos hablando. Pero por
alguna extraña razón sigues desnuda en este apocalipsis descuidado y con
anemia. Aunque no sepamos muy bien si estamos en verano o en invierno. Aunque
no sepamos muy bien cómo hemos llegado hasta aquí ni cómo saldremos de ésta. “Has vuelto a hablar en sueños otra vez. Y me gustó”
(Iván Ferreiro). No sé explicarlo de otra manera. No sé colisionar de otra
manera.
Gracias por cada una de tus entradas, por sentirme reflejado en cada palabra.
ResponderEliminarGracias a ti por leerlas. Es un halago que te gusten.
ResponderEliminar